Pero el ministro de Exteriores galo, Laurent Fabius, habría manifestado la negativa francesa durante una reunión que ha mantenido esta misma semana en Washington con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
Según la prensa gala, Fabius se ha negado a satisfacer esta complicada demanda de EEUU y seguirá adelante.
Aún así, Francia podría volver a plantearse la interrupción de los acuerdos en octubre de este mismo año (fecha en la que se podría entregar el primer buque), fecha prevista para estudiar requisitos legales que siguen afectando al contrato y que estará marcada por el devenir que tome la crisis ucraniana tras las elecciones que está previsto tengan lugar en Ucrania el próximo 25 de mayo.
Portavoces norteamericanos en el Viejo Continente, como la secretaria de Estado adjunta para asuntos europeos, Victoria Nuland, advierten que Estados Unidos ha manifestado su “preocupación” a París por esta venta, y que incluso se había planteado a las autoridades francesas “antes de las últimas acciones de Rusia” en territorio ucraniano.
Aún así, desde Francia se insiste en que el contrato es “demasiado grande” para ser cancelado y los portahelicópteros “no formarán parte del tercer nivel de sanciones” que puedan imponerse a Rusia desde Occidente.
Se mantienen así los plazos fijados, y de hecho está previsto que a principios del mes de junio llegue a los astilleros de Saint-Nazaire un contingente de 400 efectivos rusos que se someterán a un periodo de formación a bordo de la nueva embarcación.
El propio presidente de la república francesa, Francois Hollande, subrayó recientemente que su país cumplirá con los compromisos adquiridos con Rusia, por lo que posiblemente el siguiente en pedir a París la suspensión del contrato sea el propio Barack Obama, que coincidirá con su homólogo francés durante los actos que conmemorarán el aniversario del desembarco de Normandía en el mes de junio.
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